El abatido líder de la FARC llegó a manejar un presupuesto de al menos 12 millones de dólares repartidos en decenas de maletas. Había una partida especial para proveerlo de armas estadounidenses, uno de sus principales caprichos
Juan Arturo Wilches, alias "Ricardo", manejaba en los buenos tiempos de la guerrilla hasta mil millones de pesos colombianos (casi 600 mil dólares) para los gastos quincelanes de la custodia del "Mono Jojoy". El abatido líder guerrillero tenía una obsesión por el dineroy se aseguraba personalmente de que su manejo fuera puntilloso.
Desde su pequeña finca en la costa del norte de Colombia, "Ricardo" brindó al diario El Tiempo detalles sobre la época en la que perteneció al primer anillo de seguridad del Bloque Oriental, antes de desmovilizarse y abandonar las FARC. Recordó que hasta 2005, cuando aún podía moverse con tranquilidad por la selva, "Jojoy" se desplazaba con 36 hombres que tenían como única misión cargar maletas llenas de pesos y dólares.
"«El Mono» nos decía que cuando no tenía veinte mil millones estaba pelado y le tenía la medida a las maletas, de tal manera que cada uno cargara la misma cantidad de plata", relató el ex combatiente. Estaba prohibido que los guerrilleros llevaran dinero propio, para asegurarse de que nadie robara de la caja de la guerrilla. Si alguien era sorprendido con billetes, era porque los había tomado de las arcas del comandante.
"Ricardo" era el encargado de las compras de insumos para su frente. Debía comprobar todos los gastos -incluidas granadas o municiones- en facturas que entregaba al "Gato Diomédez", una especie de contador de "Jojoy". De todas formas, se las ingeniaba para pagar con sobreprecios y así tener un resto para maquillaje, ropa interior y perfumes que regalaba a las compañeras guerrilleras.
Los gastos para mantener el esquema de seguridad del Bloque eran millonarios. Pero, además, existían partidas especiales y separadas para los caprichos de "Jojoy": se destinaba una suma de dinero semanal para las frutas y verduras de su dieta, y otra semestral para uniformes camuflados, botas y armas americanas, que eran sus preferidas.
"Él mismo decía que era una ironía que odiara a los americanos y tuviera que reconocer la calidad de sus armas y elementos de guerra", apuntó el desmovilizado. Los oficiales que participaron de la Operación Jaque se sorprendieron al ver que varios de los combatientes abatidos llevaban los últimos modelos de la ropa pixelada del Ejército.
Aunque no aclaró de dónde venía -presumiblemente, del narcotráfico y otras actividades delictivas-, "Ricardo" mencionó que "la plata llegaba por bultos en camiones o por el río. De ese dinero se sacaba para mantener al frente, se mandaba la cuota del secretariado (alto comando de las FARC) y el resto se entregaba a testaferros del «Mono»".
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